Escúchenla…
Esas gotas duelen al chocar contra el suelo. Golpean como un billón de agujas en vuestras pieles y no lo sentís.
Ese viento que sopla sólo es la respiración de Sevilla, a veces bosteza porque la aburrís.
No somos de piedra, somos de arena y este huracán nos barre, somos de azúcar y esta lluvia nos disuelve.
Diluvia como siempre y como nunca, el mundo está empapado pero este poeta sigue durmiendo en tu tejado.
Nos mean encima y dicen que llueve.
Escúchenla, la ciudad respirando…
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