Amarillo.
Cuando apareces por las mañanas, amarillo.
Si pasas a mi lado, amarillo.
Cuando me ignoras, amarillo.
Cuando no me ignoras, también amarillo.
Si te dignas a dirigirme la palabra, amarillo.
Si me miras, amarillo.
Cuando sonríes, amarillo.
Y si te mesas el pelo, amarillo.
Si reprimes un beso, amarillo.
Y si reprimes un grito, chillón amarillo.
Si esta sinestesia me abruma, sabor amarillo.
Cuando se nos hace de noche, fluorescente amarillo.
Si levemente me rozas, tacto amarillo.
Y si pierdes la dulzura, limón amarillo.
Cuando me esclavizo en tus palabras, sumiso amarillo.
Si te entrego mi futuro, metálico amarillo.
Cuando me amas grisáceamente, también es amarillo.
Y si me invades la mente, obviamente, amarillo.
Si me evocas un sonido, sólo es amarillo.
Si hay un sabor que me recuerdes, es sabor a amarillo.
.
No sé si eres mi Sol o qué demonios eres,
pero cuando tú estás lo que yo siento es, por supuesto, amarillo.
Hola!
ResponderEliminarMe quedé asombrada con tu blog, y ésta entrada es increíble, tenía que comentarla!
Dicen que es distinto lo que uno escribe a lo que otros leen; que la gente lo interpreta y cada uno ve una cosa. Así que tu "amarillo" pasará por muchos ojos y no será el mismo color para ninguno.
Ojalá yo tuviera tu inspiración y tu constancia, porque por lo que veo actualizas a menudo.
Un abrazo!
Tienes toda la razón Amalia, cada mirada es única, por eso lo importante es transmitir, algo, lo que sea, no importa lo que cada uno interprete.
ResponderEliminarGracias por pasarte por aquí, un abrazo :)