miércoles, 15 de agosto de 2012

Todos tenemos un secreto en la mirada




-¿A qué tienes tanto miedo?

-Supongo que a que me hagan daño, a ilusionarme, a quedarme sola…

-Entonces tienes miedo a todo, prácticamente.

-No…a todo no.

-Sí, a todo, tienes miedo a vivir. ¿Cómo puedes tener miedo a ilusionarte? ¿Entonces qué combustible empleas en tu vida?

-No lo sé, simplemente me gusta vivir el momento.

-Dudo que disfrutes de ningún momento… Maldito Carpe Diem… ¡Cuánto mal ha hecho su malinterpretación! Estás completamente vacía. Miedo a sufrir… ¿Habrá algo más denigrante? ¿Acaso el miedo no es sufrimiento? Pretendes huir del dolor, ¡acepta el dolor! Solo así afirmarás la vida en su sentido más amplio. Con esa impermeabilidad que pretendes no haces más que destruirte. Nadie puede evitar empaparse de amor.

-Según tú. ¿Qué debería hacer para reconstruirme?

-Enamórate.

-¿Enamorarme? ¿De quién, de ti?

-Lo has dicho tú, no yo.

-Jajajaja , no pienso enamorarme de ti.

-Ni lo vas a pensar, te lo vas a encontrar por sorpresa.

-Tengo mi vida completamente planificada, no voy a encontrarme con ninguna sorpresa y por supuesto no voy a enamorarme de ti.

-Eso sería muy triste… Por suerte tú no controlas ni tu vida ni tus sentimientos, de hecho, yo tengo más control sobre ellos que tú misma.

-¿De verdad crees que me voy a enamorar de ti?

-Se te dilatan las pupilas al mirarme, ya lo estás haciendo.

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