jueves, 13 de diciembre de 2012

Mi vida sin mi vida



Es de un vacío tan puro y solemne, un vacío casi místico, que carece de toda intriga y entresijo.
Una ausencia tan pulida, tan pulcra.
De una suciedad tan lastimera.

Mi vida sin mi vida.
Henchida de caricias que carecen.
Repleta de sueños tullidos.
Sueños a la pata coja.

"Sin ti
el Sol cae como un muerto abandonado

Sin ti
me tomo en mis brazos
y me llevo a la vida
a mendigar fervor."

La procesión definitiva.
El calvario original.

Mi vida sin mi vida es una celda de barrotes de oro y cristal.

Tú, mi vida.
El cielo de tu boca era el paraíso terrenal.



martes, 4 de diciembre de 2012

No me sirve

La esperanza tan leve,
la memoria tan difusa
no me sirve.

El pudor tan desnudo,
tan breve, tan simple,
la promesa baldía
ya no me sirve.

La pasión tan templada,
la risa tan tenue,
el sabor tan diluido
no me sirve.

No me sirve
tan callada la metáfora.
La llama tan suave,
tan dulce.

La inspiración tan callada.
La musa tan triste.
La Diosa tan ausente.
El tacto tan fácil.
La nieve tan frágil.
Ni el recuerdo tan presente.
No me sirven.

El aliento de sus ojos,
el encanto de sus manos,
el nudo de su abrazo,
la mirada de su anhelo,
la sonrisa entre sus dedos,
ya no me sirven.

-Tributo a Mario Benedetti-

domingo, 21 de octubre de 2012

Yermo


Destierro.

Bastos, áridos campos de mi pecho.

Sequía descomunal.

El vacío que es este cuerpo que no vibra. Que no tiembla. No seduce.

Ya no se marchita.

Campos estériles del alma.

Metáforas muertas, prostituidas, reutilizadas.
Muertes metafóricas que ya no dicen nada.

No sienten.

Cárceles de barrotes de oro
no me sirven.

"La esperanza tan dulce
tan pulida tan triste
la promesa tan leve no me sirve
no me sirve tan mansa
la esperanza
la rabia tan sumisa
tan débil tan humilde
el furor tan prudente
no me sirve"

Infiernos de cristal ya no me sirven.

Gritos de añoranza que escapan de entre los dedos
de unas manos que son tibias.

Campos inertes
de inerte inercia.

Baldíos escenarios
de infecundo placer.

Sabrosa, descarnada, famélica, leve, pequeña, dócil, tenue.
Mi querida muerte, qué mediocre eres...

lunes, 8 de octubre de 2012

Sinestesia en Do Mayor


De azules ácidos.

De melodías afrutadas y de pieles armónicas.

Frescos labios color Fa.

Castañas cuerdas de arpa de tu cabello.

Negro holocausto de tu mirar.

Claroscuro del desencanto.

Tu moreno caminar.

Dulce tacto.

Suave roce de tu blanco contra mi blanco,

de tu risa contra mi risa.

Leve batalla de tu espacio contra mi espacio.

Grave aurora de los silencios.

Vivas notas de un tenue amargo.

Quietas gotas al despertar.

Niñas rotas en mil contrarios.

Rojo. Triste, tan triste y rico rojo.

Ímpetu del Re, vacío, hiriente terciopelo.

Desconocido olor a tu vida.

Llamas de alegres soledades.

Perennes musas.

Frío, eterno frío de tacto a canela.

Abrazos, besos, historias entrelazadas.

Todo confuso.

Difuso.

Locas sinestesias que agrietando el pecho cálidas brotan.

Borbotean.

Por los ojos. A caños se me escapan por los poros.

Verdes susurros de niebla.

Tu noche en mi noche. Lapsos de día color cristal.

Centímetros de frontera entre tus ojos y mis ojos.

Pequeñas burbujas de piedra que emergen de tu alma

con destino impropio, al más allá.


domingo, 30 de septiembre de 2012

Matria


Es algo que hay dentro de mi, que sale de mis profundidades, de mis abismos. Brota, emerge como la fe. Tan pasional, algo tan irracional como la misma fe y que luego la razón moldea. Como el minúsculo y vulnerable brote de olivo que ha de retorcerse, acomodarse durante años para decidir su postura, y cuando esto ocurre se vuelve robusto, impasible, férrea madera de fe moldeada por el pensamiento crítico.

Es esta pasión que me corroe. Me da la vida y me consume. Es esta matria que me hizo y me deshace.

No nací en ella, nací de ella, estoy hecho de remiendos de su esencia.

Ella me forja, me da espíritu, me insufla aire divino.

Con un solo quejío me levanta y me domina.

Ella...

Tú, amor gigantesco y eterno... Amor siempre fiel.

Sobre mi piel se erigen tus mezquitas, tus Giraldas, tus Alhambras, tus torres del Oro. Tus palacios, tus ruinas, tus acueductos. Tus casas blancas sobre tu campo verde. Tu furia roja, tu espíritu que hierve.


Por mis venas corren tus aguas. ¡Están tintados tus ríos por mi sangre!


La espuma de tus mares reside en mi saliva, mis ojos son el verde infinito de tus olivares.


Tus gentes están en mi risa y mi voz en las suyas.

Matria, mi dulce matria...

Guardo el azul de tu cielo entre mis brazos, en el negro de sus noches relucen tu luna y hasta constelaciones de mis lunares.

Matria. Estás en mi, no hay quien nos separe.






viernes, 21 de septiembre de 2012

Vivir en tu memoria


En tu risa.

En tus manos que ya no besan. En tus labios que ya no tocan. En tus uñitas de caramelo amargo.

En tu voz que conquistaba imperios. 

Vivo en el aliento de un animal que sueña. En el cariño roto de una madre. 

Vivo en abrazos de piedra, en besos de estatua. Vivo en las yermas avenidas de Valencia. En el fondo de los canales de Venecia.

Vivo en el frío y en la calima. 

Hiedo a tu esencia. Y el olor se desvanece lentamente entre unas sábanas que anhelan el roce de tu cuerpo. Se difunde en el espacio que añora tu risa. Se esparce por un aire que ansía que lo respires. Tu esencia escapa de mi, como si desdeñase el vacío que es mi pecho. Y se regala por el mundo, como el manjar que eran tus suaves pestañeos. Los suspiros entre dedos y las olas del mar que bañaba la costa de tu cuello, todo se me vacía. Como un reloj de arena que se descarga de vida. Se me vacía hasta tu ausencia, hasta el olvido se me vacía.

Vivo levemente en tu recuerdo, vivo suavemente en el regocijo del olvido. Vivo lentamente, aferrado a tu sombra.

Y así vivo. Diluido en tu memoria.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Imposibles



Desgarran.

Los imposibles mutilan.

Los imposibles devoran callando.

Destruyen.

Imposibles que abominan.

Los imposibles arrasan.

Los imposibles son sueños infinitos.

Esperanzas que nunca llegan.

Los imposibles son recuerdos vacíos.

Y gargantas que anhelan.

Los imposibles son mitos.

Realidades enfermas que desesperan.

Los imposibles.

Son pieles marchitas de primavera.

Aniquilan miradas los imposibles.

Vendan los ojos.

Enturbian el alma, diluyen las almas, las otras almas, las diluyen.

Golpean con contundente razón los imposibles.

Construyen altos muros de razón. Inquebrantables ladrillos de realidad.

Fronteras de realidad, abismos de realidad.

Enfermos de realidad.


jueves, 16 de agosto de 2012

Pequeña muerte


Suculenta.

Libre de suspiros, de malos aires, de humos extasiada.

Ataraxia del desencanto. Anestesia del olvido más precario.

Suave muerte.

Muerte desnatada. Descafeinada. Sosa muerte.

De verdades inflamada. Tenue droga de los enfermos de realidad.

Muerte ridícula. Alelada. Muerte amoral.

Jugosa muerte.

“A veces me parece que te morís de ganas. Te encantaría que te metiera una mano entre las piernas. Que te manoseara las tetas.  ¿Eh, muerte puta? “

¿Qué se puede esperar de una muerte mortal? 

miércoles, 15 de agosto de 2012

Eres poesía



Poesía cristalina, vaporosa. Refulgente. Incandescente poesía que inflama mi pecho, alma que arde en combustión con tu esencia.

Eres miles de libros de poesía en blanco. No hubo poetas tan insolentes como para escribir sobre ti. Eres mudos versos de dulzura. Versos desnudos sin sed.

Eres fresco zumo de vida. 25 horas y 41 minutos de diferencia con la realidad.

Y eres arte. Arte eterno. Arte vivo. “Bioarte”.

“Yo no sabía que no tenerte podía ser dulce como nombrarte para que vengas, aunque no vengas, y no haya sino tu ausencia, tan dura como el golpe que me di en la cara pensando en vos.”

Anhelan la playa de tu espalda los más sublimes paraísos.

“Te propongo crear un nuevo canal. Sin esclusas, ni escusas. Que comunique por fin tu mirada atlántica con mi natural pacífico.”

Eres tenue tacto. Abrazos infinitos en el sexto cielo. Seis pisos no es lo más alto que sé volar.

Cataclismo de reflejos en tus pupilas. Apocalipsis de tu ausencia.

Eres suave fe, negros cristales de besos a medio metro. Besos por el aire.

También puede besarse con los ojos.

Me destruye


Y ni siquiera el polvo que es de mí me pertenece. Me asemeja a la arena, que duele. Martillea.

Me convierte. Hace de mi burlescas caricaturas de sonrisas puntiagudas. Hieren sonrisas.

Tiñe. Tiñe las almas, las tiñe. Tiñe el carácter, la personalidad, la paciencia, todo lo tiñe.

No soy yo ni el triste recuerdo de mí, taciturno. Tintineo de talentos. Suave sombra de sed.

Y olvida. Todo lo olvida. Olvida sentenciando, olvida mi obra, olvida sus obras. Sus precariedades. La angustia de mi. Lo olvida todo al son del mas triste absurdo.

Ni el olvido se olvida de mi.

Nebulosa



Ella controla todas mis mareas.

Domina la plenitud de mi consciencia.

Y me duerme en su memoria, y me duerme, y me duerme...

Orbito en su galaxia. Giro entorno a mi astro reina.

En su fuerza gravitatoria me descompongo, y me encanta.

Ella es el génesis de mi esencia. El detrimento de mi destrucción.

Como cráteres de luna forjan los poros de su piel el paraíso universal. Y en sus pliegues se leen los extintos ríos de Marte.

No hay nebulosas comparables a su pelo ni hay galaxias que superen a sus ojos. No hay agujeros negros iguales a sus pupilas, cuna de donde nacen y emanan todas las estrellas.

Yo no soy mío



A ti mis posesiones más preciadas. A ti mi alma, a ti mi vida y todo lo que contemplo. A ti mis noches y mis días, a ti mis sueños. A ti la dulzura, a ti mi cuerpo. A ti lo blando, a ti lo tibio y lo sensato. A ti lo loco y lo rojizo, a ti la sangre y el azul del cielo. A ti me regalo.

Si tú dibujas mi vida, ¿cómo voy a pertenecerme?. Si eres tú quien me desvive cada noche, a quién voy a entregarme sino a ti.

No soy mío.

Me vendo a ti por un par de besos.

Eres tú quien compone la sinfonía de mis latidos.

¿Quién merece robarme si no eres tú, amor? Si eres tú la alfarera de mi alma…

Si eres tú quien despierta mis instintos dime, cómo diluirme en tu cuerpo.

Explícame como esparcirme en tu memoria.

Crecer atado a tus tobillos, conquistarte, colonizarte, como la enredadera que ama tu esencia, extenderme por tus piernas, tu cintura, la espalda, escalarte por el cuello, hasta llegar al oído, y definirte lo más bello.

Die flut ist meine ganze seele.

Prodigiosa blasfemia



No necesito creer en falsos dioses porque eres Tú la única fe que profeso, el único milagro que necesito.

Y que me llamen blasfemo si te beso, que me llamen devoto si no te veo y si te veo que me proclamen esclavo de tu credo.

Que todos saben y yo más que nadie, que no son casualidad esos andares, que cuando Tú pasas el tiempo sobra, las callen callan y te adornan con su silencio, que el cielo cae y te observa mientras yace esparcido por el suelo. ¡Dime que no es prodigioso ese camino que Tú marcas!

Que la palabra corazón incluye la palabra razón y que no hay fe que la sustente salvo la tuya.

Que si todas esas falsas divinidades supieran de tu existencia bajarían a la tierra solo para contemplar el paisaje que ofrece tu sonrisa, que no hay mejor espectáculo que tu cuerpo.

Que yo sé lo que es estar muerto y que Ella me cree, me reinvente y me haga volver a nacer solo con mirarme. Yo sí sé lo que es ver correr la arena por su espalda y que estallen todos los relojes a su paso, que aniquilaría a todo un ejército de recuerdos dolorosos con un par de breves pestañeos, yo sé el cataclismo que provoca su voz en mi pecho.

La hecatombe de su risa en el espacio y el caos de su pelo en la almohada. Que sus manos entre las mías son el puzle más perfecto.

Que la busquen, que la contemplen todos esos falsos ídolos y se avergüencen de su mediocre totipotencia, es su mandato el único capaz de doblegarme, es el milagro de entregarle toda mi vida lo que me hace sentir realmente vivo.

“Qué lindo escándalo. Qué venturosa, espléndida, inmortal, prodigiosa blasfemia.”

Edén



Quién hubiera imaginado que podía ser tan maravilloso escudriñar el rastro de tus besos en el aire, desdibujar sus sombras en el viento y adormecer al tiempo, siempre que pueda.

Quién se desnudaría de vida si pudiese, para encontrarte siempre que quiera, ¿quién se escondería bajo tu sombra? Dime ¡Quién sino yo para amarte! ¡Consúmeme! Despacio, que soy de cera que no arde, hierve bajo tu piel de arena, que suave susurra entre tus dedos y anuncia la leve muerte que baila al son de tus caderas.

Júrame que esto es cierto, que de verdad existes, ángel, cielo y Dios en un mismo cuerpo. Yo que solo soy creyente de ti, de mi, de ambos. Dos que se hacen uno a cada instante que me miras, luz a escondidas de razones fugitivas, como prófugo es el tiempo que termina donde comienza tu cuerpo.

Quién lo hubiera imaginado…

Que tu camino sería la línea de mi vida, tu piel la cuna de donde nace el universo y el cielo de tu boca, el paraíso terrenal.

Caramelo




Perdido en tus sabores busco la más tierna esencia de mí, y me encuentro dormido en tu pecho, preso de tus manos, atado a tus caricias, esclavo de tu cielo.

Sin un suspiro de más te escapas de entre mis dedos y logro anhelarme en mí que soy yo solo tuyo, mío de carencia de mí.

Consigo saborear tu piel de vainilla fresca.

Perderme en los laberintos de tu pelo de canela.

Si me siento frágil refugiarme en tus caderas.

Tatuarme tus labios en la frente.

Respirar los cristales de tu cuello.

Dulces ojos de azúcar moreno.

Tenerte cerca, encerrarte en mi mente.

Y mordisquear esas uñitas de caramelo.

Beso inerte



[54 centímetros]

Se miran.

Latidos de una historia entre sus ojos.

[46 Centímetros]

Se estremecen.

Golpe de estado de la tirana razón en su cuerpo.

[42 Centímetros]

Agónicos gritos de amor encarcelado.

[37 Centímetros]

Falsas negativas en Do Mayor.

[33 Centímetros]

Tenues fragancias del pasado.

[21 Centímetros]

Dulces cadáveres calcáreos sobre la playa de su vientre.

[15 centímetros]

Tostándose bajo la justicia de mil soles.

[9 Centímetros]

Sus labios se contemplan, incandescencia de retinas.

[3 Centímetros]

Blando fuego entre los dedos.

[8 milímetros]

Tintineo de pestañas.

[4 milímetros]

Suculenta muerte.

[1 milímetro]

Besos de estatua.

23 vidas sin ti




Su abrazo era el nudo era más fuerte que el mejor lazo que el marinero más experto era capaz de realizar. Él tomó aire, la apretó contra sí y le susurró al oído:

-Lo siento.

-Más lo siento yo- Respondió.

Se desnudaron, no como antaño deshaciéndose de sus ropas, ahora se deshacían de su nudo, aunque solo simbólicamente, el vínculo seguiría eternamente unido, no habría fuerza en el mundo capaz de deshacerlo.

Con terrible dificultad se arrojó de entre sus brazos al vacío.

-Lo siento-Repitió, y sin volver a mirarla a los ojos por miedo a encontrar algún diamante en su reflejo comenzó a andar. Más rápido, más, más rápido.

Miró atrás y la vio alejarse, pensando si lo vivido era parte de la realidad o uno de los encuentros tan soñados, aunque con final muy distinto. Siguió su camino y guardó en sus retinas la imagen del amor andando, perdiéndose entre los rayos del Sol.

Caminaron, caminaron durante días, siglos quizás, caminaron en sentidos contrarios, seguros de que caminando darían la vuelta al mundo, y de que a mitad de camino, en las antípodas, Dios sabe después de cuánto tiempo, se volverían a encontrar.

Tic sin tac



-¡Eh, tú! ¡El de ahí arriba!

-¿Qué demonios quieres ahora?

-¿Has escuchado lo que ha dicho?

-¡Claro que lo he escuchado! Soy yo quien está conectado a los oídos ¿Recuerdas?

-¿A quién pretendes engañar maldito inútil?

-A ti, sobre todo intento engañarte a ti, intento evitar que volvamos a meter la pata por culpa de tu dichosa impulsividad.

-Te recuerdo que funciono a impulsos, tú eres el de las neuronas.

-Hay ocasiones en las que un hombre debe hacer lo correcto, aunque no sea lo mejor.

-¡Los dos formamos parte de este hombre!

-Haga lo que haga traicionaré a una de tus mitades…Es mejor así.

-Maldito cerebro cobarde… Cómo detesto tu ridícula razón y tu ética de mercadillo. Los dos sabemos que te arrepentirás de esto, que volverás con el hipotálamo entre las piernas. Recuerda esto: El amor mueve el mundo y detiene relojes, y hay algunos que jamás echarán a andar…

-Que tengas un buen día.

-De eso nada, buenas noches.

Bendita sea tu inocencia



Bendita sea tu inocencia amor.

Tan inocente amor…tan inocente…

Tan niño, tan pueril, tan sin memoria.

Tan sin rencor ni tirria. Tan iluso amor, qué iluso eres.

Bendita sea tu ilusión amor, bendita sea.

Bendita sea tu capacidad de hacernos tragar la lengua.

Te habría besado toda la noche…y todo el día. Hasta desgastarme con el roce de tus labios.

Me habría consumido cual cigarro, preso de tu fuego, atado a tus cenizas, amante de tu infierno.

Yo no sé cómo volviste a casa amor, yo volví volando.

Nadando entre mis sueños, mi futuro y mis recuerdos. Ciego de tu risa, tatuado en tu pecho.

¿Dónde encontraste mi llave amor? Si la lancé al río…

Quédate a mi lado amor, quédate conmigo, que yo ya soy todo tú, yo ya no soy mío.

¡Brilla! ¡Brilla tú! ¡Qué no brille tu ausencia!

Bendita sea amor, bendita sea tu inocencia.

Buenos días, corazón



Se acabó, llegó el momento.

Este reloj lleva parado demasiado tiempo, que él me marque los latidos.

Por fin lo he comprendido: ella no va a venir hasta mí volando.

Soy yo quien tiene que salir a buscar a la que vuela.

Y sé que tú vuelas, lo sé, lo supe desde el primer momento y pienso comprobarlo.

Tic, tac, ya se oyen los latidos.

¡Escucha! ¡Mira! ¡Siente como brota! ¿No es una maravilla?

¡Solo estaba dormido!

Congelado.

¡Suelten las mariposas!

Hasta derretirme entre tus labios…

¡Engrasen los engranajes!

Es increíble, cómo logras evaporarme…

Limpien las telarañas, enciendan las luces, ¡Más leña al fuego! ¡A toda máquina! ¡Viento en popa! ¡A toda vela!

¡He vuelto!

La treceava muerte



Te esperaba más mortífera, más letal, dañina, con el acre aliento de una pesadilla. Y sin embargo tienes el olor de una noche sin estrellas.

Y te me presentas así, con tu desnudez de gala, luciendo una pureza que no se encuentra ni en los más humildes sueños. ¿Me vas a venir así vestida?

Tan sin complejos, tan con ausencias que podría decirse que me han vaciado de esencia ¿Qué muerto puede compararse a mí? Si estoy muerto ya doce veces y media… Encerrarme en tu pecho fue lo más imprudente que podíamos haber hecho.

A pesar de todo me pareces una muerte bastante mediocre, una muerte vulgar, jubilada. Para ti los botones de mi camisa son los pasos en un camino a ninguna parte, como el objeto final de cualquier trabajo tuyo.

La treceava muerte…tienes tatuado a fuego en los ojos el número de la mala suerte.

Dibujo corazones en tu espalda que se borran con mi aliento. Nada más mirarme supiste que no podrías conmigo.

Aquella noche hicimos el amor durante 100 años, y al despertar, ninguno de los dos había sobrevivido.

“Y yo pasaré a la historia como el hombre que venció a la muerte enamorándola.”

Eternos conflictos internos



-¡Eh! , ¡Tú! ¿Sigues ahí?

-Claro que sí.

-¡Ah! Creía que te habías marchado.

-Adónde voy a ir si estoy encerrado en ti.

-No sé, llevabas mucho tiempo sin dar señales de vida.

-¿Acaso alguien me ha dado motivos para darlas?

-No…La verdad es que no…

-¿Aun no encontraste a la que vuela?

-No…aun no.

-¿Entonces para qué me molestas? Avísame cuando la encuentres.

-Mira, ¿no te vale con esa?

-Hmmm, bonito culo, pero no.

-Me desesperas… ¿Por qué eres tan exigente?

-Porque estoy harto de estar atado a ti, no voy a enamorarme de una mujer terrestre, necesito volar, odio estar siempre a metro y medio del suelo… ¿Recuerdas cuando volábamos? Muy poco era suficiente para elevarnos hasta las nubes, muy por encima de Dios, ¡nos reíamos de sus omnipresencias! Pero no es posible volar solos…

-¿Y si nunca aparece la que vuela?

-Seguiré durmiendo, eternamente…

-Eso es, tú hiberna mientras yo me dedico a buscarte una mujer que vuelva a hacerte latir. ¿Cómo puedes ser así de oportunista? Empiezo a pensar que eres un corazón parásito…

-Yo empiezo a pensar que eres un cerebro un tanto alelado.

-No digas tonterías, tú no tienes capacidad para pensar.

-Es cierto, solo sé latir y sin embargo ya ves, tengo más control sobre esto que tú, ¡aquí quien decide soy yo!

-Tirano…

-Espero que te haya quedado claro que paso de caras bonitas, cuando tengas una avisa al de ahí abajo, no a mí. Despiértame cuando encuentres una mujer etérea o cuando se nos pulvericen los ojos de tanto admirar rosas bellísimas, pero ancladas al suelo. Buenas noches.

Todos tenemos un secreto en la mirada




-¿A qué tienes tanto miedo?

-Supongo que a que me hagan daño, a ilusionarme, a quedarme sola…

-Entonces tienes miedo a todo, prácticamente.

-No…a todo no.

-Sí, a todo, tienes miedo a vivir. ¿Cómo puedes tener miedo a ilusionarte? ¿Entonces qué combustible empleas en tu vida?

-No lo sé, simplemente me gusta vivir el momento.

-Dudo que disfrutes de ningún momento… Maldito Carpe Diem… ¡Cuánto mal ha hecho su malinterpretación! Estás completamente vacía. Miedo a sufrir… ¿Habrá algo más denigrante? ¿Acaso el miedo no es sufrimiento? Pretendes huir del dolor, ¡acepta el dolor! Solo así afirmarás la vida en su sentido más amplio. Con esa impermeabilidad que pretendes no haces más que destruirte. Nadie puede evitar empaparse de amor.

-Según tú. ¿Qué debería hacer para reconstruirme?

-Enamórate.

-¿Enamorarme? ¿De quién, de ti?

-Lo has dicho tú, no yo.

-Jajajaja , no pienso enamorarme de ti.

-Ni lo vas a pensar, te lo vas a encontrar por sorpresa.

-Tengo mi vida completamente planificada, no voy a encontrarme con ninguna sorpresa y por supuesto no voy a enamorarme de ti.

-Eso sería muy triste… Por suerte tú no controlas ni tu vida ni tus sentimientos, de hecho, yo tengo más control sobre ellos que tú misma.

-¿De verdad crees que me voy a enamorar de ti?

-Se te dilatan las pupilas al mirarme, ya lo estás haciendo.

La era de los soñadores



El Sol se está apagando… La Tierra se muere y la Luna se encoge.

El universo se hace viejo y es que hemos dejado de fabricar los sueños que le servían de combustible.

La humanidad está enferma de realidad, hemos llegado a subestimar el infinito poder de la fantasía y ahora el cosmos entero se muere.

Pero existe una última solución: Crear un gobierno de soñadores.

Ellos acabarían con esta pandemia de desencanto y apatía con la que nos hemos condenado a la inexistencia plena, nos hemos afanado tantísimo en hacer nuestra vida verdadera que la hemos vaciado de esencia.

Estos mandatarios serían capaces de devolvernos las sonrisas que nos robaron los gobernantes actuales, como nos robaron los sueños con su rígida política y sus rectas leyes.

Convertirían la lluvia en una avalancha de notas musicales con cada gota, llenarían los ríos de arcoíris, nos permitirían difuminar las nubes y diseñar sus formas a nuestro antojo, cerrarían los manicomios, pues nadie podría considerarse loco en un mundo sin realidad, las únicas guerras que tendrían lugar serían entre el bando de los enamorados y los desenamorados, el afán de conquista del hombre sería por una mujer y no por un territorio, nos desharíamos del dinero, cualquier beso sería más valioso que las divisas más poderosas, en las escuelas enseñarían a leer los ojos y no los libros, las palabras perderían importancia y estas letras dejarían de ser un sueño en un mundo lleno de realidades para ser la realidad de un mundo de sueños.

Aprovecho para presentar mi candidatura a la presidencia. La era de los soñadores no ha hecho más que comenzar.

La gravedad horizontal



Las fuerzas del universo son por lo general incontrolables…

No es posible controlar la explosión de una estrella ni la formación de una galaxia. Nadie es capaz de apagar el instinto asesino de un agujero negro.

Y sin embargo nos empeñamos en estudiarlas.

Entre todas esas fuerzas se encuentra la gravedad. Conocemos la gravedad vertical, los cuerpos caen debido a una fuerza atractiva que ejerce la Tierra sobre ellos, proporcional a su masa e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia a la que se encuentran de ella. Pero nadie se ha molestado nunca en estudiar la gravedad horizontal…

La gravedad horizontal obliga a mi cuerpo a aproximarse al tuyo con una fuerza más destructiva que un sanguinario ejército de agujeros negros, impasible, descomunal, para nada proporcional a la masa de nuestros cuerpos ni a la distancia que nos separa.

¿Por qué nadie se ha preocupado nunca de estudiar este fenómeno?

La gravedad horizontal también hace que los objetos envejezcan…

Y así dejo que la gravedad horizontal haga su trabajo, estrechamente abrazado a tu recuerdo, a tus ausencias, mientras pasa el tiempo, inalterable, invariable, intransigente, testarudo, como diamantes que se niegan a disolverse en un mar de casualidades.

Destrúyeme



No encuentro la razón por la que entraste en mi memoria y decidiste que era un bonito sitio para quedarse a vivir.

No obstante, ya que soy tu huésped, he de ser servicial y atento contigo.

Te concedo absoluta libertad dentro de mí, especialmente si es para destruirme.

Sobre todo si piensas carcomerme lentamente y alimentarte de mí que soy entero tú en mi carne o si piensas acabar conmigo de un bocado.

En cualquier caso quiero que acabes conmigo, que cuando tú te marches no quede nada de mí.

Pulverízame para mezclarme con la arena que pisas.

Demuéleme como terremoto que eres sino latido en mi pecho.

Hazme pedazos, ¡róbame a la muerte!

Consúmeme en tus recuerdos…

Derríteme entre tus manos, quiero entrar en tu boca, salir por tus ojos, secarme en tus mejillas y evaporarme, quiero que me inspires, que me expires, alzarme hasta tus pupilas y frente a ellas quedarme, como gas que contempla los agujeros negros que han de tragárselo para desaparecer, eternamente…

¡Destrúyeme! Más allá de ti nada tiene sentido.

Quedan prohibidos los segundos



-Yo también te quiero, pero puedo quererte sin tenerte.

-Ahora me dirás que soy muy especial, que me las apañaré bien sin ti todo este tiempo…

-No lo haré.

-Dejaste una nota a medias en el teclado de tu piano.

[Silencio]

-¿Cuántos días quedan para vernos?

-Setecientos treinta, se dice rápido.

-¿Cuántos segundos son eso?

-No soy uno de esos genios a los que tantos admiras, no puedo calcularlo de cabeza…Ninguno, dos años no son ningún segundo.

-Solo es una goma del pelo…

- Solo ya es demasiado. Nunca tan poco tiempo me dejó una ausencia tan grande…

-Me debes millones de besos.

-No me quieras…no me quieras, no me quieras, por favor no me quieras…

-Humo entre tus ojos, si Dios fuera una mujer, el amor mueve el mundo, silencios en la arena… He sido tu musa.

-Has sido más que eso. No pude ni siquiera despedirme…

-¿Qué será de nosotros dentro de ningún segundo?

-Me voy erosionando con los días. De mí ya no será nada...

Prostitutivamente


-Si estás decidida a entregarme tu vida debes saber que la ansío porque no poseo una propia, ya que tan solo soy poesía.

-¿Cómo puede ser?

-Mi mirada, mi pasión, mis manos son poesía.

Mis reflejos, mis fantasmas, mis destellos, todo poesía.

-Tus poesías siempre hablan de mujeres y dudo que sea siempre de la misma.

-Mis letras se prostituyen más que yo mismo y si te busco no te encuentro ni siquiera en mi memoria, mis vellos se erizan por tus desvelos.

-Palabrería barata…

-Cada uno de mis poros no es más que la leyenda de un beso tuyo y en los terremotos de mi corazón solo se oye tu nombre, en cada impulso. Ya que estás en mí y conoces todos mis rincones, mis entresijos, ya va siendo hora de que me barras, de que me quites el polvo un poco.

-Tú eres un poeta que ejerce la prostitución a través de su poesía, ¿y yo qué soy? ¿Tu chacha?

-Mi verso favorito.

El coleccionista de sonrisas



-Cuéntanos otra historia abuelo.

-¿Os he contado alguna vez la del coleccionista de sonrisas?

Cuando era joven conocí a un chico, se hacía llamar “el coleccionista de sonrisas”. Me resultó un poco extraño, ¿cómo coleccionar sonrisas?

Toda su obsesión era perpetuar en el tiempo las sonrisas de las mujeres que conocía, sentía una tristeza inigualable cuando una sonrisa se esfumaba, así que decidió recordar aquellas que para él fuesen más importantes. Memorizaba hasta el más mínimo detalle, la curvatura de los labios para él no era sino un tobogán infinito por el que dejarse caer, los dientes una blanca avalancha bajo la que morir sepultado y los ojos…en fin, los ojos…

[Silencio]

-¿Cuántas sonrisas consiguió coleccionar abuelo?

-Doce, cuando le conocí había reunido doce sonrisas, las recordaba todas como si nunca se hubiesen borrado, especialmente la octava. La octava sonrisa se le quedó plasmada en el alma. Pasaba horas y horas dibujándolas en su afán por hacerlas perdurar, pero nunca consiguió reflejar la belleza natural de ninguna y eso le entristecía aun más.

-¿No siguió añadiendo sonrisas a su colección?

-Solo una más.

-¿Por qué solo una?

-La decimotercera sonrisa que sumó a su colección fue la de la muerte. La treceava muerte…

-¿Dónde conociste a ese chico abuelo?

-Una terrible mañana, frente al espejo.

La enésima guerra mundial




-Fue una guerra terrible, el sol doraba los desnudos cuerpos de los caídos del bando de los desenamorados, no habían caído en la muerte, mucho peor, cayeron en el amor, víctimas del ataque de los enamorados. En plena calle daban buena cuenta de su amor mientras esa lluvia de luz los tostaba lentamente.

Enamorados contra desenamorados, esa fue la Enésima Guerra Mundial.

Recuerdo cómo fueron cayendo los desenamorados, uno a uno se doblegaron a las poesías, las canciones, las caricias, besos, abrazos y miradas con los que bombardeaban los enamorados.

Los desenamorados en cambio se dedicaron a destruir el cielo, ese en el que vivían los enamorados. Tan brutales fueron las miles de bombas de realismo con las que atacaron que el firmamento comenzó a resquebrajarse, y acabó por caérseles encima a ellos mismos.

-¿En qué bando luchabas tú abuelo?

-Es difícil de saber, cambié tantas veces de bando… Javier “el traidor” solían llamarme mis compañeros de pelotón, pero…en el amor y en la guerra no hay normas, mucho menos en una guerra de amor.

-¿Y quién ganó la guerra abuelo?

-La guerra aun no ha acabado hijo, aun no ha acabado…