jueves, 16 de agosto de 2012

Pequeña muerte


Suculenta.

Libre de suspiros, de malos aires, de humos extasiada.

Ataraxia del desencanto. Anestesia del olvido más precario.

Suave muerte.

Muerte desnatada. Descafeinada. Sosa muerte.

De verdades inflamada. Tenue droga de los enfermos de realidad.

Muerte ridícula. Alelada. Muerte amoral.

Jugosa muerte.

“A veces me parece que te morís de ganas. Te encantaría que te metiera una mano entre las piernas. Que te manoseara las tetas.  ¿Eh, muerte puta? “

¿Qué se puede esperar de una muerte mortal? 

miércoles, 15 de agosto de 2012

Eres poesía



Poesía cristalina, vaporosa. Refulgente. Incandescente poesía que inflama mi pecho, alma que arde en combustión con tu esencia.

Eres miles de libros de poesía en blanco. No hubo poetas tan insolentes como para escribir sobre ti. Eres mudos versos de dulzura. Versos desnudos sin sed.

Eres fresco zumo de vida. 25 horas y 41 minutos de diferencia con la realidad.

Y eres arte. Arte eterno. Arte vivo. “Bioarte”.

“Yo no sabía que no tenerte podía ser dulce como nombrarte para que vengas, aunque no vengas, y no haya sino tu ausencia, tan dura como el golpe que me di en la cara pensando en vos.”

Anhelan la playa de tu espalda los más sublimes paraísos.

“Te propongo crear un nuevo canal. Sin esclusas, ni escusas. Que comunique por fin tu mirada atlántica con mi natural pacífico.”

Eres tenue tacto. Abrazos infinitos en el sexto cielo. Seis pisos no es lo más alto que sé volar.

Cataclismo de reflejos en tus pupilas. Apocalipsis de tu ausencia.

Eres suave fe, negros cristales de besos a medio metro. Besos por el aire.

También puede besarse con los ojos.

Me destruye


Y ni siquiera el polvo que es de mí me pertenece. Me asemeja a la arena, que duele. Martillea.

Me convierte. Hace de mi burlescas caricaturas de sonrisas puntiagudas. Hieren sonrisas.

Tiñe. Tiñe las almas, las tiñe. Tiñe el carácter, la personalidad, la paciencia, todo lo tiñe.

No soy yo ni el triste recuerdo de mí, taciturno. Tintineo de talentos. Suave sombra de sed.

Y olvida. Todo lo olvida. Olvida sentenciando, olvida mi obra, olvida sus obras. Sus precariedades. La angustia de mi. Lo olvida todo al son del mas triste absurdo.

Ni el olvido se olvida de mi.

Nebulosa



Ella controla todas mis mareas.

Domina la plenitud de mi consciencia.

Y me duerme en su memoria, y me duerme, y me duerme...

Orbito en su galaxia. Giro entorno a mi astro reina.

En su fuerza gravitatoria me descompongo, y me encanta.

Ella es el génesis de mi esencia. El detrimento de mi destrucción.

Como cráteres de luna forjan los poros de su piel el paraíso universal. Y en sus pliegues se leen los extintos ríos de Marte.

No hay nebulosas comparables a su pelo ni hay galaxias que superen a sus ojos. No hay agujeros negros iguales a sus pupilas, cuna de donde nacen y emanan todas las estrellas.

Yo no soy mío



A ti mis posesiones más preciadas. A ti mi alma, a ti mi vida y todo lo que contemplo. A ti mis noches y mis días, a ti mis sueños. A ti la dulzura, a ti mi cuerpo. A ti lo blando, a ti lo tibio y lo sensato. A ti lo loco y lo rojizo, a ti la sangre y el azul del cielo. A ti me regalo.

Si tú dibujas mi vida, ¿cómo voy a pertenecerme?. Si eres tú quien me desvive cada noche, a quién voy a entregarme sino a ti.

No soy mío.

Me vendo a ti por un par de besos.

Eres tú quien compone la sinfonía de mis latidos.

¿Quién merece robarme si no eres tú, amor? Si eres tú la alfarera de mi alma…

Si eres tú quien despierta mis instintos dime, cómo diluirme en tu cuerpo.

Explícame como esparcirme en tu memoria.

Crecer atado a tus tobillos, conquistarte, colonizarte, como la enredadera que ama tu esencia, extenderme por tus piernas, tu cintura, la espalda, escalarte por el cuello, hasta llegar al oído, y definirte lo más bello.

Die flut ist meine ganze seele.

Prodigiosa blasfemia



No necesito creer en falsos dioses porque eres Tú la única fe que profeso, el único milagro que necesito.

Y que me llamen blasfemo si te beso, que me llamen devoto si no te veo y si te veo que me proclamen esclavo de tu credo.

Que todos saben y yo más que nadie, que no son casualidad esos andares, que cuando Tú pasas el tiempo sobra, las callen callan y te adornan con su silencio, que el cielo cae y te observa mientras yace esparcido por el suelo. ¡Dime que no es prodigioso ese camino que Tú marcas!

Que la palabra corazón incluye la palabra razón y que no hay fe que la sustente salvo la tuya.

Que si todas esas falsas divinidades supieran de tu existencia bajarían a la tierra solo para contemplar el paisaje que ofrece tu sonrisa, que no hay mejor espectáculo que tu cuerpo.

Que yo sé lo que es estar muerto y que Ella me cree, me reinvente y me haga volver a nacer solo con mirarme. Yo sí sé lo que es ver correr la arena por su espalda y que estallen todos los relojes a su paso, que aniquilaría a todo un ejército de recuerdos dolorosos con un par de breves pestañeos, yo sé el cataclismo que provoca su voz en mi pecho.

La hecatombe de su risa en el espacio y el caos de su pelo en la almohada. Que sus manos entre las mías son el puzle más perfecto.

Que la busquen, que la contemplen todos esos falsos ídolos y se avergüencen de su mediocre totipotencia, es su mandato el único capaz de doblegarme, es el milagro de entregarle toda mi vida lo que me hace sentir realmente vivo.

“Qué lindo escándalo. Qué venturosa, espléndida, inmortal, prodigiosa blasfemia.”

Edén



Quién hubiera imaginado que podía ser tan maravilloso escudriñar el rastro de tus besos en el aire, desdibujar sus sombras en el viento y adormecer al tiempo, siempre que pueda.

Quién se desnudaría de vida si pudiese, para encontrarte siempre que quiera, ¿quién se escondería bajo tu sombra? Dime ¡Quién sino yo para amarte! ¡Consúmeme! Despacio, que soy de cera que no arde, hierve bajo tu piel de arena, que suave susurra entre tus dedos y anuncia la leve muerte que baila al son de tus caderas.

Júrame que esto es cierto, que de verdad existes, ángel, cielo y Dios en un mismo cuerpo. Yo que solo soy creyente de ti, de mi, de ambos. Dos que se hacen uno a cada instante que me miras, luz a escondidas de razones fugitivas, como prófugo es el tiempo que termina donde comienza tu cuerpo.

Quién lo hubiera imaginado…

Que tu camino sería la línea de mi vida, tu piel la cuna de donde nace el universo y el cielo de tu boca, el paraíso terrenal.

Caramelo




Perdido en tus sabores busco la más tierna esencia de mí, y me encuentro dormido en tu pecho, preso de tus manos, atado a tus caricias, esclavo de tu cielo.

Sin un suspiro de más te escapas de entre mis dedos y logro anhelarme en mí que soy yo solo tuyo, mío de carencia de mí.

Consigo saborear tu piel de vainilla fresca.

Perderme en los laberintos de tu pelo de canela.

Si me siento frágil refugiarme en tus caderas.

Tatuarme tus labios en la frente.

Respirar los cristales de tu cuello.

Dulces ojos de azúcar moreno.

Tenerte cerca, encerrarte en mi mente.

Y mordisquear esas uñitas de caramelo.

Beso inerte



[54 centímetros]

Se miran.

Latidos de una historia entre sus ojos.

[46 Centímetros]

Se estremecen.

Golpe de estado de la tirana razón en su cuerpo.

[42 Centímetros]

Agónicos gritos de amor encarcelado.

[37 Centímetros]

Falsas negativas en Do Mayor.

[33 Centímetros]

Tenues fragancias del pasado.

[21 Centímetros]

Dulces cadáveres calcáreos sobre la playa de su vientre.

[15 centímetros]

Tostándose bajo la justicia de mil soles.

[9 Centímetros]

Sus labios se contemplan, incandescencia de retinas.

[3 Centímetros]

Blando fuego entre los dedos.

[8 milímetros]

Tintineo de pestañas.

[4 milímetros]

Suculenta muerte.

[1 milímetro]

Besos de estatua.

23 vidas sin ti




Su abrazo era el nudo era más fuerte que el mejor lazo que el marinero más experto era capaz de realizar. Él tomó aire, la apretó contra sí y le susurró al oído:

-Lo siento.

-Más lo siento yo- Respondió.

Se desnudaron, no como antaño deshaciéndose de sus ropas, ahora se deshacían de su nudo, aunque solo simbólicamente, el vínculo seguiría eternamente unido, no habría fuerza en el mundo capaz de deshacerlo.

Con terrible dificultad se arrojó de entre sus brazos al vacío.

-Lo siento-Repitió, y sin volver a mirarla a los ojos por miedo a encontrar algún diamante en su reflejo comenzó a andar. Más rápido, más, más rápido.

Miró atrás y la vio alejarse, pensando si lo vivido era parte de la realidad o uno de los encuentros tan soñados, aunque con final muy distinto. Siguió su camino y guardó en sus retinas la imagen del amor andando, perdiéndose entre los rayos del Sol.

Caminaron, caminaron durante días, siglos quizás, caminaron en sentidos contrarios, seguros de que caminando darían la vuelta al mundo, y de que a mitad de camino, en las antípodas, Dios sabe después de cuánto tiempo, se volverían a encontrar.

Tic sin tac



-¡Eh, tú! ¡El de ahí arriba!

-¿Qué demonios quieres ahora?

-¿Has escuchado lo que ha dicho?

-¡Claro que lo he escuchado! Soy yo quien está conectado a los oídos ¿Recuerdas?

-¿A quién pretendes engañar maldito inútil?

-A ti, sobre todo intento engañarte a ti, intento evitar que volvamos a meter la pata por culpa de tu dichosa impulsividad.

-Te recuerdo que funciono a impulsos, tú eres el de las neuronas.

-Hay ocasiones en las que un hombre debe hacer lo correcto, aunque no sea lo mejor.

-¡Los dos formamos parte de este hombre!

-Haga lo que haga traicionaré a una de tus mitades…Es mejor así.

-Maldito cerebro cobarde… Cómo detesto tu ridícula razón y tu ética de mercadillo. Los dos sabemos que te arrepentirás de esto, que volverás con el hipotálamo entre las piernas. Recuerda esto: El amor mueve el mundo y detiene relojes, y hay algunos que jamás echarán a andar…

-Que tengas un buen día.

-De eso nada, buenas noches.

Bendita sea tu inocencia



Bendita sea tu inocencia amor.

Tan inocente amor…tan inocente…

Tan niño, tan pueril, tan sin memoria.

Tan sin rencor ni tirria. Tan iluso amor, qué iluso eres.

Bendita sea tu ilusión amor, bendita sea.

Bendita sea tu capacidad de hacernos tragar la lengua.

Te habría besado toda la noche…y todo el día. Hasta desgastarme con el roce de tus labios.

Me habría consumido cual cigarro, preso de tu fuego, atado a tus cenizas, amante de tu infierno.

Yo no sé cómo volviste a casa amor, yo volví volando.

Nadando entre mis sueños, mi futuro y mis recuerdos. Ciego de tu risa, tatuado en tu pecho.

¿Dónde encontraste mi llave amor? Si la lancé al río…

Quédate a mi lado amor, quédate conmigo, que yo ya soy todo tú, yo ya no soy mío.

¡Brilla! ¡Brilla tú! ¡Qué no brille tu ausencia!

Bendita sea amor, bendita sea tu inocencia.

Buenos días, corazón



Se acabó, llegó el momento.

Este reloj lleva parado demasiado tiempo, que él me marque los latidos.

Por fin lo he comprendido: ella no va a venir hasta mí volando.

Soy yo quien tiene que salir a buscar a la que vuela.

Y sé que tú vuelas, lo sé, lo supe desde el primer momento y pienso comprobarlo.

Tic, tac, ya se oyen los latidos.

¡Escucha! ¡Mira! ¡Siente como brota! ¿No es una maravilla?

¡Solo estaba dormido!

Congelado.

¡Suelten las mariposas!

Hasta derretirme entre tus labios…

¡Engrasen los engranajes!

Es increíble, cómo logras evaporarme…

Limpien las telarañas, enciendan las luces, ¡Más leña al fuego! ¡A toda máquina! ¡Viento en popa! ¡A toda vela!

¡He vuelto!

La treceava muerte



Te esperaba más mortífera, más letal, dañina, con el acre aliento de una pesadilla. Y sin embargo tienes el olor de una noche sin estrellas.

Y te me presentas así, con tu desnudez de gala, luciendo una pureza que no se encuentra ni en los más humildes sueños. ¿Me vas a venir así vestida?

Tan sin complejos, tan con ausencias que podría decirse que me han vaciado de esencia ¿Qué muerto puede compararse a mí? Si estoy muerto ya doce veces y media… Encerrarme en tu pecho fue lo más imprudente que podíamos haber hecho.

A pesar de todo me pareces una muerte bastante mediocre, una muerte vulgar, jubilada. Para ti los botones de mi camisa son los pasos en un camino a ninguna parte, como el objeto final de cualquier trabajo tuyo.

La treceava muerte…tienes tatuado a fuego en los ojos el número de la mala suerte.

Dibujo corazones en tu espalda que se borran con mi aliento. Nada más mirarme supiste que no podrías conmigo.

Aquella noche hicimos el amor durante 100 años, y al despertar, ninguno de los dos había sobrevivido.

“Y yo pasaré a la historia como el hombre que venció a la muerte enamorándola.”

Eternos conflictos internos



-¡Eh! , ¡Tú! ¿Sigues ahí?

-Claro que sí.

-¡Ah! Creía que te habías marchado.

-Adónde voy a ir si estoy encerrado en ti.

-No sé, llevabas mucho tiempo sin dar señales de vida.

-¿Acaso alguien me ha dado motivos para darlas?

-No…La verdad es que no…

-¿Aun no encontraste a la que vuela?

-No…aun no.

-¿Entonces para qué me molestas? Avísame cuando la encuentres.

-Mira, ¿no te vale con esa?

-Hmmm, bonito culo, pero no.

-Me desesperas… ¿Por qué eres tan exigente?

-Porque estoy harto de estar atado a ti, no voy a enamorarme de una mujer terrestre, necesito volar, odio estar siempre a metro y medio del suelo… ¿Recuerdas cuando volábamos? Muy poco era suficiente para elevarnos hasta las nubes, muy por encima de Dios, ¡nos reíamos de sus omnipresencias! Pero no es posible volar solos…

-¿Y si nunca aparece la que vuela?

-Seguiré durmiendo, eternamente…

-Eso es, tú hiberna mientras yo me dedico a buscarte una mujer que vuelva a hacerte latir. ¿Cómo puedes ser así de oportunista? Empiezo a pensar que eres un corazón parásito…

-Yo empiezo a pensar que eres un cerebro un tanto alelado.

-No digas tonterías, tú no tienes capacidad para pensar.

-Es cierto, solo sé latir y sin embargo ya ves, tengo más control sobre esto que tú, ¡aquí quien decide soy yo!

-Tirano…

-Espero que te haya quedado claro que paso de caras bonitas, cuando tengas una avisa al de ahí abajo, no a mí. Despiértame cuando encuentres una mujer etérea o cuando se nos pulvericen los ojos de tanto admirar rosas bellísimas, pero ancladas al suelo. Buenas noches.

Todos tenemos un secreto en la mirada




-¿A qué tienes tanto miedo?

-Supongo que a que me hagan daño, a ilusionarme, a quedarme sola…

-Entonces tienes miedo a todo, prácticamente.

-No…a todo no.

-Sí, a todo, tienes miedo a vivir. ¿Cómo puedes tener miedo a ilusionarte? ¿Entonces qué combustible empleas en tu vida?

-No lo sé, simplemente me gusta vivir el momento.

-Dudo que disfrutes de ningún momento… Maldito Carpe Diem… ¡Cuánto mal ha hecho su malinterpretación! Estás completamente vacía. Miedo a sufrir… ¿Habrá algo más denigrante? ¿Acaso el miedo no es sufrimiento? Pretendes huir del dolor, ¡acepta el dolor! Solo así afirmarás la vida en su sentido más amplio. Con esa impermeabilidad que pretendes no haces más que destruirte. Nadie puede evitar empaparse de amor.

-Según tú. ¿Qué debería hacer para reconstruirme?

-Enamórate.

-¿Enamorarme? ¿De quién, de ti?

-Lo has dicho tú, no yo.

-Jajajaja , no pienso enamorarme de ti.

-Ni lo vas a pensar, te lo vas a encontrar por sorpresa.

-Tengo mi vida completamente planificada, no voy a encontrarme con ninguna sorpresa y por supuesto no voy a enamorarme de ti.

-Eso sería muy triste… Por suerte tú no controlas ni tu vida ni tus sentimientos, de hecho, yo tengo más control sobre ellos que tú misma.

-¿De verdad crees que me voy a enamorar de ti?

-Se te dilatan las pupilas al mirarme, ya lo estás haciendo.

La era de los soñadores



El Sol se está apagando… La Tierra se muere y la Luna se encoge.

El universo se hace viejo y es que hemos dejado de fabricar los sueños que le servían de combustible.

La humanidad está enferma de realidad, hemos llegado a subestimar el infinito poder de la fantasía y ahora el cosmos entero se muere.

Pero existe una última solución: Crear un gobierno de soñadores.

Ellos acabarían con esta pandemia de desencanto y apatía con la que nos hemos condenado a la inexistencia plena, nos hemos afanado tantísimo en hacer nuestra vida verdadera que la hemos vaciado de esencia.

Estos mandatarios serían capaces de devolvernos las sonrisas que nos robaron los gobernantes actuales, como nos robaron los sueños con su rígida política y sus rectas leyes.

Convertirían la lluvia en una avalancha de notas musicales con cada gota, llenarían los ríos de arcoíris, nos permitirían difuminar las nubes y diseñar sus formas a nuestro antojo, cerrarían los manicomios, pues nadie podría considerarse loco en un mundo sin realidad, las únicas guerras que tendrían lugar serían entre el bando de los enamorados y los desenamorados, el afán de conquista del hombre sería por una mujer y no por un territorio, nos desharíamos del dinero, cualquier beso sería más valioso que las divisas más poderosas, en las escuelas enseñarían a leer los ojos y no los libros, las palabras perderían importancia y estas letras dejarían de ser un sueño en un mundo lleno de realidades para ser la realidad de un mundo de sueños.

Aprovecho para presentar mi candidatura a la presidencia. La era de los soñadores no ha hecho más que comenzar.

La gravedad horizontal



Las fuerzas del universo son por lo general incontrolables…

No es posible controlar la explosión de una estrella ni la formación de una galaxia. Nadie es capaz de apagar el instinto asesino de un agujero negro.

Y sin embargo nos empeñamos en estudiarlas.

Entre todas esas fuerzas se encuentra la gravedad. Conocemos la gravedad vertical, los cuerpos caen debido a una fuerza atractiva que ejerce la Tierra sobre ellos, proporcional a su masa e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia a la que se encuentran de ella. Pero nadie se ha molestado nunca en estudiar la gravedad horizontal…

La gravedad horizontal obliga a mi cuerpo a aproximarse al tuyo con una fuerza más destructiva que un sanguinario ejército de agujeros negros, impasible, descomunal, para nada proporcional a la masa de nuestros cuerpos ni a la distancia que nos separa.

¿Por qué nadie se ha preocupado nunca de estudiar este fenómeno?

La gravedad horizontal también hace que los objetos envejezcan…

Y así dejo que la gravedad horizontal haga su trabajo, estrechamente abrazado a tu recuerdo, a tus ausencias, mientras pasa el tiempo, inalterable, invariable, intransigente, testarudo, como diamantes que se niegan a disolverse en un mar de casualidades.

Destrúyeme



No encuentro la razón por la que entraste en mi memoria y decidiste que era un bonito sitio para quedarse a vivir.

No obstante, ya que soy tu huésped, he de ser servicial y atento contigo.

Te concedo absoluta libertad dentro de mí, especialmente si es para destruirme.

Sobre todo si piensas carcomerme lentamente y alimentarte de mí que soy entero tú en mi carne o si piensas acabar conmigo de un bocado.

En cualquier caso quiero que acabes conmigo, que cuando tú te marches no quede nada de mí.

Pulverízame para mezclarme con la arena que pisas.

Demuéleme como terremoto que eres sino latido en mi pecho.

Hazme pedazos, ¡róbame a la muerte!

Consúmeme en tus recuerdos…

Derríteme entre tus manos, quiero entrar en tu boca, salir por tus ojos, secarme en tus mejillas y evaporarme, quiero que me inspires, que me expires, alzarme hasta tus pupilas y frente a ellas quedarme, como gas que contempla los agujeros negros que han de tragárselo para desaparecer, eternamente…

¡Destrúyeme! Más allá de ti nada tiene sentido.

Quedan prohibidos los segundos



-Yo también te quiero, pero puedo quererte sin tenerte.

-Ahora me dirás que soy muy especial, que me las apañaré bien sin ti todo este tiempo…

-No lo haré.

-Dejaste una nota a medias en el teclado de tu piano.

[Silencio]

-¿Cuántos días quedan para vernos?

-Setecientos treinta, se dice rápido.

-¿Cuántos segundos son eso?

-No soy uno de esos genios a los que tantos admiras, no puedo calcularlo de cabeza…Ninguno, dos años no son ningún segundo.

-Solo es una goma del pelo…

- Solo ya es demasiado. Nunca tan poco tiempo me dejó una ausencia tan grande…

-Me debes millones de besos.

-No me quieras…no me quieras, no me quieras, por favor no me quieras…

-Humo entre tus ojos, si Dios fuera una mujer, el amor mueve el mundo, silencios en la arena… He sido tu musa.

-Has sido más que eso. No pude ni siquiera despedirme…

-¿Qué será de nosotros dentro de ningún segundo?

-Me voy erosionando con los días. De mí ya no será nada...

Prostitutivamente


-Si estás decidida a entregarme tu vida debes saber que la ansío porque no poseo una propia, ya que tan solo soy poesía.

-¿Cómo puede ser?

-Mi mirada, mi pasión, mis manos son poesía.

Mis reflejos, mis fantasmas, mis destellos, todo poesía.

-Tus poesías siempre hablan de mujeres y dudo que sea siempre de la misma.

-Mis letras se prostituyen más que yo mismo y si te busco no te encuentro ni siquiera en mi memoria, mis vellos se erizan por tus desvelos.

-Palabrería barata…

-Cada uno de mis poros no es más que la leyenda de un beso tuyo y en los terremotos de mi corazón solo se oye tu nombre, en cada impulso. Ya que estás en mí y conoces todos mis rincones, mis entresijos, ya va siendo hora de que me barras, de que me quites el polvo un poco.

-Tú eres un poeta que ejerce la prostitución a través de su poesía, ¿y yo qué soy? ¿Tu chacha?

-Mi verso favorito.

El coleccionista de sonrisas



-Cuéntanos otra historia abuelo.

-¿Os he contado alguna vez la del coleccionista de sonrisas?

Cuando era joven conocí a un chico, se hacía llamar “el coleccionista de sonrisas”. Me resultó un poco extraño, ¿cómo coleccionar sonrisas?

Toda su obsesión era perpetuar en el tiempo las sonrisas de las mujeres que conocía, sentía una tristeza inigualable cuando una sonrisa se esfumaba, así que decidió recordar aquellas que para él fuesen más importantes. Memorizaba hasta el más mínimo detalle, la curvatura de los labios para él no era sino un tobogán infinito por el que dejarse caer, los dientes una blanca avalancha bajo la que morir sepultado y los ojos…en fin, los ojos…

[Silencio]

-¿Cuántas sonrisas consiguió coleccionar abuelo?

-Doce, cuando le conocí había reunido doce sonrisas, las recordaba todas como si nunca se hubiesen borrado, especialmente la octava. La octava sonrisa se le quedó plasmada en el alma. Pasaba horas y horas dibujándolas en su afán por hacerlas perdurar, pero nunca consiguió reflejar la belleza natural de ninguna y eso le entristecía aun más.

-¿No siguió añadiendo sonrisas a su colección?

-Solo una más.

-¿Por qué solo una?

-La decimotercera sonrisa que sumó a su colección fue la de la muerte. La treceava muerte…

-¿Dónde conociste a ese chico abuelo?

-Una terrible mañana, frente al espejo.

La enésima guerra mundial




-Fue una guerra terrible, el sol doraba los desnudos cuerpos de los caídos del bando de los desenamorados, no habían caído en la muerte, mucho peor, cayeron en el amor, víctimas del ataque de los enamorados. En plena calle daban buena cuenta de su amor mientras esa lluvia de luz los tostaba lentamente.

Enamorados contra desenamorados, esa fue la Enésima Guerra Mundial.

Recuerdo cómo fueron cayendo los desenamorados, uno a uno se doblegaron a las poesías, las canciones, las caricias, besos, abrazos y miradas con los que bombardeaban los enamorados.

Los desenamorados en cambio se dedicaron a destruir el cielo, ese en el que vivían los enamorados. Tan brutales fueron las miles de bombas de realismo con las que atacaron que el firmamento comenzó a resquebrajarse, y acabó por caérseles encima a ellos mismos.

-¿En qué bando luchabas tú abuelo?

-Es difícil de saber, cambié tantas veces de bando… Javier “el traidor” solían llamarme mis compañeros de pelotón, pero…en el amor y en la guerra no hay normas, mucho menos en una guerra de amor.

-¿Y quién ganó la guerra abuelo?

-La guerra aun no ha acabado hijo, aun no ha acabado…

Enamoradizos anónimos



-Hola, mi nombre es Teresa y llevo siete años y tres meses sin enamorarme.

[Aplausos]

-Para comenzar nos gustaría que te presentases dirigiéndote al resto de tus compañeros.

-Hola, mi nombre es Javier y llevo varios segundos sin enamorarme.

[Aplausos]

-Te damos la bienvenida Javier, para continuar, ¿nos podrías explicar por qué caíste en el amor?

- No soy capaz de resistirme a los desiertos de la piel de una mujer, me pierdo entre las junglas de su pelo y me ahogo en los mares de sus ojos, puedo pasarme horas mirando éstos y leyendo en ellos historias interminables. Soy adicto a los jugos del beso, de caricias drogodependiente. Pero lo que realmente me seducen son sus mentes, tan sugerentes, tan ingeniosas… Y cuando quiero darme cuenta ya estoy enamorado, necesito besarlas tanto como necesito respirar, tengo la imperiosa necesidad de amarlas, de hecho creo que estoy enamorándome de varias de ustedes. Tienen unos ojos preciosos…

-No te preocupes Javier, aquí te daremos la ayuda que necesitas para dejarlo.

-En ningún momento he dicho que quiera dejarlo.

Vacío



Siempre que me miro en el espejo siento como dejo un poco de mí en él. Cada vez que se proyecta mi sombra noto que es más clara, como si poco a poco me fuese quedando sin esencia.

Me he vaciado tanto que ya no me queda nada de mí, estoy esparcido por cada rincón del mundo. Si regreso a un lugar donde ya estuve es allí donde me encuentro.

¡Qué manera de salirme a borbotones! De desperdiciarme y perderme por el desagüe. Me he parido tantas veces que soy familia numerosa.

Cualquier otro tiene más de mí que yo mismo.

Me he desvivido tanto que he ido llenándome de muerte y nada. Soy un colgajo de pieles andante, como un globo, ni tan siquiera relleno de aire. Tanto que llego a creer, que soy un abismo.

Sal de mí



-Es tan hipócrita esta felicidad que has generado,

tan somera, tan fugaz, tan limpia.

Es tan impecable, tan inapelable, tan implacable.

Tan dura es que le veo atisbos de diamante.

Cuan vítrea es la esperanza, tan prieta, tan callada.

Tan prudencial este furor.

Tan de cortinas y ocultismos, tan de enterrar lo vivido.

Tan de andar a tientas y de andar tentando tentaciones.

Como si tuviésemos tentáculos.

Tan de tintineos.

Qué felicidad más bien falsificada, lo has vuelto a lograr querido seso, ahora te lo ruego, tómate unas vacaciones, déjame afrontar la realidad tal y como se presenta.

-No digas bobadas, sabes que si no te manipulase ahora estarías muerto. Si no tergiversase tu realidad ahora serías un loco.

-¿De qué me sirve estar cuerdo si te lo debo a ti? Casi preferiría ser un loco que un recuerdo.

-¿Y qué tal si pruebas a ser una amapola?, quizás te guste más la felicidad que engendra la sabia bruta.

-Te juro que a veces me gustaría desgarrarme la carótida y privarte de oxigenación. Quizás así te cuidarías esa pedantería. Hasta las flores son más racionales que tú.

-Eres tú quien peca de esa pedantería que tanto me echas en cara, seguramente seas el primer humano lo suficientemente ingenuo como para enfrentarse a su propio cerebro.

-Seguramente seas el primer cerebro que no contenta a su humano.

El tanteo de tus tentaciones




Tan tedioso, tan séquito,

del aturdido evento imperturbable,

Por inquebrantable inhóspito hueco tratado,

Por desnublar la quinta séptima treintava muerte,

Tras incertidumbrar el tiempo y enturbiar la temperatura

Tan desquiciado.

En la encriptación especulativa del puto engendro desangelado,

Por travestir la tinta del ensueño tosco y trabajado,

Tan triste, tan sin mí, tan tentaculoso,

Del tentador trinófono trío de tripsinas,

Tras traslocar el tuerto tácito, aniquilado puerto,

Ten en ti el tesón de trepar la traza,

Trabeculada sepia, tapia,

De trepanar el tránsito, de revertir el tejo,

De jorobar el júbilo y de joder el témpano,

Al encontrar el intrínseco egoísta del turbio y tosco y torpe y

tentador traspaso.

Del obsceno obcecamiento, obnubilando el borbotear bullicioso

de la botella,

De la inquebrantable quietud que calla cayendo en quimeras quiescentes,

Tundras.

La próxima será la treceava muerte.