viernes, 31 de diciembre de 2010

Espejos.



No soy yo, soy mi recuerdo.
Soy mi sombra, mi anhelo.
Soy mi ausencia, la carencia de mí.
Soy lo que no soy, lo que nunca fui.
Soy lo que no seré,
Un pensamiento del revés,
Soy un Sol muerto,
Soy un cajón de desaciertos,
Un rayo lento sin ti.
Soy mi aire, mi vacío.
Soy mi mente, soy mi hastío.
Soy la fuga de un deseo
Soy Tenorio, no Romeo.
Un niño, aunque me siento viejo.
No soy yo, soy mi reflejo.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

LA FILOSOFÍA DEFINITIVA


-Hace tiempo que pienso si no sería mejor no implicarse con nadie. No enamorarse quizás…
-Lo sería, sin duda. El único problema es nuestra propia naturaleza.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Idealmente la anarquía sería el sistema político perfecto. Un sistema igualitario, en el que todo fuera de todos, sin fronteras. Pero nuestra naturaleza nos impide llegar a alcanzar este sistema…
-Sigue.
-El ser humano, su naturaleza, nosotros hemos creado la propiedad privada, las culturas y con ellas las fronteras. Si los seres humanos no poblaran el planeta no existirían fronteras políticas, pero sin fronteras no existiría el ser humano tal y como lo conocemos ahora.
-¿Es equiparable eso al amor?
-Por supuesto. Idealmente como dices sería preferible no vincularse a nadie. Pero está en nuestra naturaleza amar, es una condena con la que debemos vivir, como una peste que llevamos dentro…
-¿No sería posible luchar contra ese instinto de autodestrucción?
-Imposible, estamos diseñados para amar, no hay mayor fuerza que la de amar, cualquier esfuerzo por doblegar dicha fuerza sería en vano. Lo amamos todo. Incluso odiar es amar. “Amamos la vida no porque estemos acostumbrados a ella, sino porque estamos acostumbrados a amar.”
Pensar que podemos cambiar nuestra naturaleza es una utopía tan loca como el sueño de crear la filosofía absoluta y definitiva…
-Puede que tengas razón…
-Oye…
-¿Qué?
-Te amo…

martes, 28 de diciembre de 2010

Maldita inspiración y III.



Ayer la vi.
La vi con otro, susurrándole al oído, seguramente los mismos versos que solía recitarme. Con la misma dulzura, en distinta carne.
Le susurraba al oído, y él sonreía, ingenuo, la has creído.
Le dedicaba las mismas sonrisas que solía dedicarme, inspiración farsante…
También le cogió de la mano y le llevó al mismo descampado, para después abandonarlo, ya eres otra víctima más, amigo, inspiración disfraz…
¿También a ti te esperaba a que despertases?
¿También vigilaba tus sueños?
Las mismas caricias sin dueño…Inspiración infiel…
¿Qué metáforas blasfemas le has regalado a él?
¿Has hecho un trato con la primavera para esfumaros ambas a la vez?
Todo fue mentira, desde el principio, inspiración embustera…
¿De dónde sacaste esas estrofas que me inspiraste?
¿A quién inspirarás ahora? Inspiración traidora…
“Maldita habilidad,
maldita sensibilidad
y maldito ardor en el estómago.”
Maldita inspiración ¡Puta!

Amarillo.



Amarillo.
Cuando apareces por las mañanas, amarillo.
Si pasas a mi lado, amarillo.
Cuando me ignoras, amarillo.
Cuando no me ignoras, también amarillo.
Si te dignas a dirigirme la palabra, amarillo.
Si me miras, amarillo.
Cuando sonríes, amarillo.
Y si te mesas el pelo, amarillo.
Si reprimes un beso, amarillo.
Y si reprimes un grito, chillón amarillo.
Si esta sinestesia me abruma, sabor amarillo.
Cuando se nos hace de noche, fluorescente amarillo.
Si levemente me rozas, tacto amarillo.
Y si pierdes la dulzura, limón amarillo.
Cuando me esclavizo en tus palabras, sumiso amarillo.
Si te entrego mi futuro, metálico amarillo.
Cuando me amas grisáceamente, también es amarillo.
Y si me invades la mente, obviamente, amarillo.
Si me evocas un sonido, sólo es amarillo.
Si hay un sabor que me recuerdes, es sabor a amarillo.
.
No sé si eres mi Sol o qué demonios eres,
pero cuando tú estás lo que yo siento es, por supuesto, amarillo.

lunes, 27 de diciembre de 2010

La última.



Tengo que regalarle esta lágrima que es la última a esta ausencia inengendrada, a ese suspiro que derrite almas partidas, partidas y desangeladas.
Tengo que abrirme el corazón sin cirugía y dejar caer lo que anhela, tengo que olvidar las cicatrices, deshacerme las heridas, si hace falta entrego toda mi vida.
El futuro que no fue me visita cada día y me sonríe, esa sonrisa irónica y traicionera, maldito futuro incierto, ya te alcanzaré, ya…
La razón loca de este pensamiento no entiende de recuerdos ingratos, ni de otros pensamientos mayores, entiende de él y de su magia apagada, de su pasar por los años, de los regalos, la necesidad, la gratitud y la constancia, de la sustancia disuelta en mil mares de ceniza.
Entiende de esfuerzos y de fuerzas, no de decadencias, no de humo ni apariencia. De lágrimas primeras y últimas, no de intermedias, de besos primeros y últimos, no de unos cualesquiera.
A los besos venideros, que por donde quiera vengan, yo les mando un abrazo, y que ese maldito pensamiento loco no los detenga.
Tenía que regalarle esta lágrima que es la última, lo juro, es la última, a esta ausente primavera.

Llueve, pero de mentira.



No dejes que esas gotas te engañen.
Es cierto que llueve, pero de mentira, no es cierto que nieve.
Es sólo que el aire ha querido peinarse esta tarde, esta noche saldrá a buscarte. Juguetea con las luces porque con el agua no arde.
Saldrá a buscarte esta noche, no sé, o saldrá mañana a buscarte, no le tengas miedo, creo que sólo quiere amarte.
Como es mentira que llueve, salgamos ahora a la calle, y que esas gotas de apariencia nos destrocen y arañen.
Es cierto que llueve de mentira, es cierto, es mentira que llueva y me empape.

domingo, 26 de diciembre de 2010

La vergüenza de sentir.


La humanidad se nos muere.

Barrocos, clásicos, románicos, surrealistas, neoclásicos, góticos, modernistas, impresionistas, románticos, pertenecientes a distintos movimientos artísticos, en diferentes momentos históricos, de todos los países del mundo, pero todos con un vínculo inquebrantable, la voluntad de expresar lo que sentían, lo que les hacía estar vivos.

La nuestra en cambio es la generación del asentimentalismo.

Estáis muertos…

Basta con fijarse en vuestras construcciones, antes se construía en hierro, que es frágil, oxidable y sucumbe al paso del tiempo, ahora se construye en acero inoxidable. Os gusta permanecer impasibles al cambio y al deterioro, pretendéis evitar sentir pero habéis notado en vuestras propias carnes que os es imposible. ¡Ya que no podéis evitar sentir al menos demostradlo! ¡Manifestadlo al mundo! Gritad: ¡Qué hermoso es sentir!
Y todo lo que construís lo amarráis bien al suelo, vaya a ser que salga volando…

Las alturas os aterran, incluso una de vuestras construcciones es capaz de volar más alto que vosotros mismos, por eso les prohibís el vuelo, sentís envidia de los aéreos.

¿Por qué os avergüenza sentir? Si la vergüenza también es un sentimiento… ¡Y la envidia!
Vivís en urnas de cristal, no vaya a ser que os erosionen…

¿Dónde quedó esa vieja costumbre de sentir?

Os avergüenza sentir porque teméis el cambio, el daño y el dolor. Aceptad el dolor, cobardes. Gritad: ¡Qué hermoso es sufrir! Temer también es un sentimiento.

A mí me avergonzáis vosotros, pero con diéresis marcada.

Sentid, gritad, sufrid, amad, llorad, volad, reíd, sospechad, creced, odiad, temed, envidiad, creed, desead, morid, poseed, ¡vivid! Sí, es un imperativo.

Ya es hora de despertaros de vuestra anestesia…

Sevilla, de cuyo nombre no quiero acordarme.


En un lugar de Sevilla, de cuyo nombre no quiero acordarme,
Dejamos enterrado el paraíso
Y allí quedó sepultado bajo un manto de egoísmo
Entre las rosas muertas y los erizos fríos
Muertas, más que muertas, tibias
Sin espinados filos
Filos de recuerdos vivos en campanas muertas
Muertas, más que muertas, vivas
Vacilantes a su paso, yertas
Suenan;
Din: vivas.
Don: muertas.
Din: vivas otra vez.
Me miran furiosas
Erguidas en su altivez
Resultan graciosas
Sus miradas calientes
Sobre el paraíso crece la hierba
Sobre la nada crece mi mente
.
.
.
.
.
“¿Huele a paraíso? Es porque estuve allí ayer,
pero Eva me echó.”
Ya hierven.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

La egolatría humana.



A veces la naturaleza nos sorprende con sus caprichos.
Los seres humanos, en nuestra egolatría autocomplaciente creemos poder estudiar todos sus fenómenos, creemos que podemos imitarla a la perfección, pero no siempre es así.
Es cierto que podemos manipular seres vivos y utilizarlos para obtener algún beneficio propio, es cierto que podemos sintetizar prácticamente cualquier sustancia de manera casi exacta a su homólogo natural.
Pero hay excepciones que la naturaleza utiliza para sorprendernos y bajarnos de esa nube de ingenua egolatría.
Entre esas excepciones se encuentran los cristales de nieve, como pequeñas criaturas endiabladas que corretean por el cielo formándose, fusionándose, destruyéndose y volviéndose a formar.
Todos los cristales de nieve tienen seis puntas, pero no hay dos cristales iguales.
Es teóricamente imposible que lleguen a formarse dos cristales de nieve exactamente iguales. Esta excepcionalidad les otorga a sus caprichosas y recurrentes formas aún más belleza y lirismo.
Pero lo bello se deteriora pronto y los cristales se derriten en menos de un segundo entre nuestras manos, nuestros 37ºC de pura egolatría los destruyen, acabando con su forma única e irrepetible, perdiéndose para siempre…
El tiempo pasa deprisa y a veces un segundo es demasiado…
Escrito por el mayor ególatra sobre la faz de la Tierra.

Eres mi enigma favorito.



Eres más compleja que uno de esos puzles que hacía cuando niño, pueril yo, creía que todo sería tan someramente complicado. Cuánto daría por volver a esas felices complicaciones…
Por suerte llevo siempre conmigo el mapa de tu isla del tesoro. Hoy me propongo la meta de resolver tu ecuación.
Eres un problema matemático sin solución aparente, el interrogante absoluto.
El misterio desvelado, un secreto a voces. La incógnita irreconocible, el entresijo de las cuestiones.
Un rompecabezas de miradas y sonrisas que poco dicen, calladas y tímidas. Se me escapan como agua entre las manos, las persigo, las recorro insistentemente.
Un laberinto sin Minotauros, con una Afrodita en cada esquina, una musa que te guía, que te miente, que te pierde. La pista que no conduce a ninguna parte, ni siquiera a Roma.
Un análisis exhaustivo de razones incoherentes, locas, desenfrenadas, inconscientes y rojizas me pierde en tu calma de caricias reprimidas.
Eres mi enigma favorito, sugerente, espero recibir el Nobel a la perseverancia cuando al fin consiga resolverte.

Tengo una máxima: Volar.



Me llaman loco porque digo que sé volar.
¿Cómo vais a comprenderlo vosotros los terrestres? Si nunca habéis volado…
¿O acaso no es cierto que habéis echado raíces?
Estáis atados al suelo, os gusta esa seguridad que os da la firmeza, cobardes.
A mí me gusta la ingravidez, contemplar vuestra cárcel desde las alturas. Maldita sea vuestra fuerza de gravedad.
Pero no me conformo con volar, vuelo alto, altísimo, no a ras, estratosférico.
Y no es un vuelo cualquiera, es un vuelo embriagador y asfixiante, solemne y mágico.
Tengo alas de “despecados” maduros, el aire es mi hábitat. Yo sí sé amar, con más dureza de la que encontráis vosotros en el suelo. Estáis hechos de frágil arena, me provoca vuestra infinita divisibilidad, sólo servís para fabricar relojes. Evaporaos, sed aire, sed al menos volátiles como perfumes.
“Quien osó superar el vuelo de los pájaros una cosa debe saber, caer, pacientemente, descansar en la gravedad.”
No hay más imaginación que esa línea que nos separa...
No hay más prisa que la que lleva mi viento…
La gravedad nos consume…

Hay que follarse a las mentes.



No amo los cuerpos ni sus formas redondeadas, ni su calidez, ni su presencia. Ni el aliento húmedo de una palabra en la oreja, ni siquiera el templado tacto de las pestañas sobre el pecho.
No amo sus torpes movimientos ni la vulgaridad con la que tocan. No amo los labios, ya sean carnosos o estrechos.
No amo los ojos si están vacíos.
Yo hago el amor con las mentes.
Las mentes son sugerentes.
Las ideas estimulantes, los pensamientos excitantes, el ingenio afrodisíaco, la inteligencia incitante.
El saber me provoca, yo hago el amor con las mentes…
O mejor, no hagamos el amor, que Él nos haga a nosotros.
¿Quién va a parar a tu pasión? ¿Tu razón?
Me excita más el calor de un pensamiento que el de todas las pieles muertas del mundo. Yo hago el amor con las mentes…
Soy perfectamente capaz de soportar la impotente imagen de un cuerpo desnudo, pero no puedo resistirme a la agudeza de una mente inspirada, no puedo, tengo que hacer el amor con las mentes…
No amo los cuerpos, yo amo las mentes y sus sugerencias volátiles, libres y rápidas como colores, hago el amor con las mentes y mezclándome con ellas creo toda la variedad cromática.
No puedo evitarlo, me seducen las mentes.
¡Que se marchiten los cuerpos!
Yo hago el amor con las mentes…

Somos de aire.



No somos islas desiertas separadas por castaños mares infinitos. No somos galaxias alejadas ni estrellas fugaces con rumbos contrarios.
Todos somos uno, somos eslabones y si uno de nosotros muere se rompe la cadena. Somos las gotas del mar que imaginariamente nos separa, nos unimos y nos alejamos simultáneamente en un intento por desafiar las leyes del tiempo y el espacio.
<<Y el amor no es matemático, pero hay caricias calculadas y hay versos calculados. >>
¿El ser uno es suficiente para amarnos?
La mayoría son de arena, que erosiona, formando desiertos, otros, una minoría, somos de aire que vuela, que caliente se alza a contemplar a los terrestres, dando lugar a atmósferas, creando vientos y huracanes que barren vuestra arena, permitiendo que erosionéis en una simbiosis no recompensada.
Ahora dejad que se alce este aire, qué difícil resulta despegar del suelo…
Maldita sea vuestra fuerza de gravedad…

Psicoanalízame.



Como si fueseis aire pretendéis entrar por mi nariz hasta mi cabeza, pero no sois aire, no voláis, reptáis como todo lo terrestre.
No soy tu conejillo de indias.
No quiero que me estudies.
No me expongo en ningún zoo.
No soy el payaso de ningún circo.
Domadores cobardes de bestiales percepciones.
Esta mente turbia se sale de vuestros gráficos de locura.
Esquizofrénico y paranoico.
Demasiado compleja para ser comprendida, demasiado extensa para ser estudiada.
Experimenta conmigo, hurga en mi pensamiento, mis ideas están impermeabilizadas y mis recuerdos bajo llave.
No podéis comprenderme.
Esos impulsos totipotentes, esta electricidad titánica.
Yo no vine al mundo a aprender sino a crear, estas metáforas fueron hechas para enamorar, para volar, no para valorar su intensidad artística, ese verso hiperactivo que sale del pecho.
Cegado por la rabia que produce la testosterona, el imperativo escatológico ha vuelto.
Psicoanalízame ahora.

Fénix.



Nuestras vidas son aves con un cielo por universo que aturdidas chocan entre sí y acto seguido continúan su camino. Mi ave suele caer al suelo y levantarse, caer y levantarse, vida de fénix.
A veces me aliento en el nefasto pensamiento incorpóreo de un salobre sentimiento que templando con una calma abrumadora no llega, que se escapa, que ya no hiela.
A veces también me enamoro de arrebatos, de impulsos de carne y hueso, me enamoro de vida alterada y de sangre hirviendo por venas que buscan desembocar en calmas amarillas.
A veces me enamoro de ruidos callados en sombras blancas, y azules, y negras y moradas y rojas y dulces.
A veces me enamoro de un recuerdo que nunca existió y es memoria de un muerto.
¿Por qué amando ya no vuelo?

Hoy me aferro a tus sinestesias.



Me busco en tus ojos y me pregunto qué música tocan tus latidos. Si nuestros sueños encontrarán la calma o si no podrían rozarse nuestras almas.
¿Cómo que a qué huele una nube? ¿Cómo que a silencio? ¿Cómo que a qué huele el silencio? ¿Cómo que a vacío? ¿Cómo que a qué huele el vacío? ¿Cómo que a nube?
Los poetas hablan con miradas infieles, miradas que miran a cualquiera que se cruce en el viaje a su destino.
¿Cómo que a qué huelen los sueños? A vacío, a vacío huelen los sueños, los sueños huelen a vacío…
A veces te busco en la sinestesia interna de un recuerdo marchito, desangelado, a veces vivo y fulgurante.
Los libros también sienten, cuando los miras, cuando los acaricias también se estremecen, cuando los abres haces el amor con ellos, siempre hay una primera vez, desde ese momento el libro pasa por diferentes manos y finalmente quedará olvidado en alguna estantería polvorienta, sin manos que le hagan el amor. Cuando un libro se olvida, muere.
¿Cómo que si las paredes también sienten? Ellas nos oyen respirar, nos observan, si las paredes se van sólo queda la noche, si las nostalgias se van no queda nada.
¿Acaso huelen los colores? ¿De qué color son las fragancias?
¿Los sonidos tienen sabor? ¿A qué suenan los sabores?
¿Tienen color las caricias? ¿Qué tacto tienen los colores?
¿Tiene sentido un pensamiento?
Que se mueran las musas…
Hoy me aferro a tus sinestesias.

Malas lenguas.



Chino, inglés, castellano, francés, ewé, alemán, árabe, ruso, italiano, sueco, gaélico, corso, filipino, griego, holandés, indonesio, polaco, yoruba, tamil, serbio…
Existen 6912 lenguas diferentes en el mundo, hemos desarrollado casi 7000 lenguas distintas.
7000 lenguas, y ninguna dice nada.
Pueden escribirse más libros con una sola mirada de los que todos los que se han escrito hasta ahora. Pero no los ojos vacíos…
Con un beso se recitan más versos de los que han ingeniado todas las generaciones de poetas de la historia. Pero no los labios marchitos…
7000 lenguas, malas lenguas…
Los ojos vivos escriben soles en el horizonte, los muertos yacen, los labios rojos suspiran, los yertos sólo respiran.
Tenéis los ojos vacíos, la mirada perdida, los labios caídos, la sonrisa demacrada, malas lenguas…
Mirad, admirad, reíd, sonreíd, escribid sin palabras, sólo hablando a besos podréis permitiros el lujo de hablar con ellas