sábado, 27 de noviembre de 2010

No sabéis amar.



No sabéis amar, ninguno, absolutamente ninguno. Si sois incapaces de distinguir el amor de una erección, ¿cómo vais a saber amar? No sabéis, para nada, no tenéis ni idea.
¿Y sabéis por qué?
Porque amar es nada y siendo nada ya es mucho, amar es vivir, amar es amar, amar es sentir, amar es llorar, amar es respirar, amar es tocar y oler y saborear y escuchar y observar y pensar.
Pensar, cada segundo, no pensar en otra cosa que no sea amar, amar todo el tiempo, no a ratos, amar rápido y lento, despacio, muy despacio, para siempre. Amar con los ojos, con el ombligo, con las cejas, con la lengua, los dientes, el paladar, con los dedos, amar con la mente, amar por los codos.
Amar con la mente, pero mente loca, esquizofrénica y paranoica, amar con ansia, con locura loca.
No sabéis amar porque amáis con los pies en el suelo, sólo se vuela amando, sólo se ama volando, no se ama en la Tierra, se ama hacia arriba, como aman los ángeles, nunca hacia abajo, a más, nunca a menos.
No sabéis, porque el amor que escatima nunca es verdadero amor, porque amar es darlo todo, dar la vida, dar la muerte, morir de amor, cada mañana, amanecer muerto de amor.
No aprenderéis a amar porque no acudís a la esencia del amor, amamos la vida, no porque estemos acostumbrados a ella, sino porque estamos acostumbrados al amor, yo sí lo estoy, ¿Vosotros? No, vosotros no, porque escatimáis, escatimáis vida, escatimáis dar vuestras vidas por amor. ¿Qué os importa dar vuestra vida por amor, si de todos modos sin amor estáis muertos? Todos muertos, estáis todos muertos por vuestra racanería vital. Avaricia del que nada tiene y nada da.
No amáis porque teméis, teméis al dolor, al sufrimiento, cobardes, no temáis, soportad el dolor, aceptad el sufrimiento, son parte esencial de amar, avaros y gallinas, angustiaos por la ausencia de una angustia que os haga estar vivos. No entendéis nada, no comprendéis que sin dolor amar no sería nada, si todos los días nevase no podríamos llamarlo invierno.
No compadezcáis mi sufrimiento, es sólo ceniza del fuego que fue mi felicidad, señal de que ardió, los rescoldos prenden de nuevo, sólo el tiempo reavivará de nuevo esa llama y entonces, ¿de qué os compadeceréis? ¿De mi ciclo eterno de felicidad y sufrimiento? Al menos yo he vivido. Compadeceos mejor de vosotros que jamás amareis, jamás arderá vuestra llama con la fuerza con que la que lo hace la mía, puedo ahogar vuestras tristes fogatas con mi incendio colosal.
Dejad de preguntaros los unos a los otros cuál es el secreto para amar, no nacisteis con esa capacidad y sois incapaces de desarrollarla, sólo los poetas que se ahogaron en su tinta aman con sinceridad, unos pocos privilegiados que encontrarán el sentido pleno de la vida y una vez alcanzada esa cima os compadecerán por vivir la pobre ilusión de un amor somero y falso.
Os confundís amando porque no comprendéis que un corazón grande se llena con poco, porque se ama hacia afuera, no hacia adentro, no con egoísmo sino con “alteregoísmo”, con el “otro yo” como único destinatario, el “otro yo” que es el amado, porque para amar primero hay que saber sufrir, entonces amar, después partir y al fin andar sin pensamiento. Porque el que envidia a los amantes nunca amará, porque se ama a mares, dejando una cicatriz imborrable con cada caricia, porque amar es contemplar una rosa hasta que se te pulvericen los ojos.
Porque amar es un arte, un arte del que hay muy pocos buenos artistas, muy pocos buenos poetas de la vida.
Huid del triste amor, amor pactado, sin peligro, sin cura ni aventura, porque el amor lo cura lo sensato. Asumid el riesgo, sed impulsivos, amad sin control, porque la medida del amor es amar sin medida.
Porque el sexo no es acción, es manifiesto de amar, descontrolado y loco de nuevo, firma del contrato en el que entregas tu vida incondicionalmente.
No se ama con palabras. Todo lo que se puede decir es mentira, el resto es silencio, solo que el silencio no existe. Las palabras no hacen el amor, hacen la ausencia, si digo agua ¿beberé?, si digo pan ¿comeré?, lo que pasa con el alma es que no se ve, lo que pasa con el espíritu es que no se ve, ¿de dónde viene esa conspiración de invisibilidades? Ninguna palabra es visible. Sólo los poetas tienen derecho a amar con palabras.
No soy yo el pobre por no amar habiendo amado ya, pobre de vosotros que ni amáis, ni amasteis, ni amareis, jamás. Os mentís diciéndoos los unos a los otros que os amáis, mentira sobre mentira, no amáis, escatimáis, no vivís, sobrevivís, no sois felices , nunca lo fuisteis y nunca lo seréis. No lo digáis con palabras, no sois dignos de ser llamados poetas porque no sois amantes, amaos de verdad, no se ama con palabras, se ama entregando la vida, se ama viviendo la vida del otro antes que la propia, siendo uno, se ama con la maldad de un Dios y la bondad de un Diablo, se ama con la contundencia de un martillo, se ama a golpes, a arrebatos, como aman los poetas, se ama raptando a la inspiración, ganando el pulso al tiempo, se ama cuidadosamente, detalladamente, con la esperanza de hacerse viejo lentamente, a intervalos de vida.
Se nace muerto y se vive amando.
Estáis todos muertos, y yo, tan solo en un coma profundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario